miércoles, 30 de enero de 2008

Máximo Riol y sus ilustraciones para Confieso el Vacío

Estimados "vacíos" les quiero ofrecer algunos ejemplos de las ilustraciones del genial escultor Máximo Riol que acompañan a mis poemas en este nuevo libro.

El escultor, tras leer la obra poética ha jugado con los vacíos, con las formas para reflexionar sobre el hueco, y generar así una simbiosis entre el verso y el dibujo en esta edición.

Máximo Riol nació en Lorca, Murcia (1948). Fue alumno de Felo Monzón en la Escuela Luján Pérez (1963-1965), influencia que le ha marcado a lo largo de su trayectoria artística.

Es Arquitecto Técnico por la Universidad de La Laguna (1975) y Profesor de Dibujo Lineal y Perspectiva de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Las Palmas de Gran Canaria.

Su labor como docente traspasa los muros de la Escuela. En el decenio 1985 - 1995 da charlas para la difusión de las Artes Aplicadas por diversos centros escolares y culturales de Canarias, siendo uno de los baluartes del grupo Espiral, motor de las artes plásticas en Canarias.

Ha participado en innumerables exposiciones, tanto individuales como colectivas. Su obra se encuentra dispersa por la geografía española y en varios países americanos, tanto en hormigón como en acero. Poseedor de numerosos premios, su obra ha sido objeto de estudio y análisis por una extensa nómina de críticos.

Su obra instalada más representativa para los canarios es sin duda "La Portada", ubicada en la entrada de los túneles "Julio Luengo" en la avenida marítima de Las Palmas de Gran Canaria, integrándose en el entramado urbanístico de la zona en armoniosa conjunción, convirtiéndose en elemento de referencia para los que transitan por al arteria principal de la capital canaria.

También ha creado el "El Jardín de las Hespérides" , conjunto escultórico formado por siete piezas alegóricas a las Islas Canarias, en el parque de San Juan de la ciudad de los Faycanes.

Su obra es tan extensa como interesante, jugando con las formas y los vacíos a modos parecidos a los de Chillida u otros escultores de temática similar del siglo XX.

Para más información sobre el ilustrador pueden entrar en su web oficial www.maximoriol.com




Anroart Ediciones


Anroart Ediciones es una sociedad constituida por capital netamente canario pero con el claro objetivo de realizar una producción editorial desde Canarias abierta al mundo.
No queremos que la frontera que impone la circunstancia geográfica de un archipiélago se convierta en doble por la renuncia a fijarnos en el mercado editorial sin fronteras que permite en la actualidad las nuevas tecnologías. Anroart Ediciones desea dinamizar el mundo cultural de Canarias y en extensión extraer de estas islas lo mejor para llevarlo allí donde genere interés. En esta línea, sus publicaciones no se limitan a los autores canarios, sino que intentan convertirse en una plataforma cultural desde Canarias para el mundo. Un lugar de encuentro, tal como este Archipiélago lo ha sido a lo largo de su historia. Esta página web es nuestro escaparate al mundo. Detrás está el trabajo de un equipo joven cargado de ilusión y con la ambición puesta en que la edición independiente en Canarias sea una realidad posible. Con este objetivo trabajamos con intensidad, y para conseguirlo necesitamos de la complicidad de los lectores, de todos ustedes.

www.anroart.com

Algunos poemas del libro

Estimados "vacíos":

Les quiero ofrecer algunos de los poemas que componen este nuevo libro pleno de huecos, de espacios en blanco, repleto de ausencias y olvidos.

I

La luz de la cocina

insiste en despedirse.

Reaparece

en los instantes de descanso.

Mi nombre se repite

en las noches vacías

como habitaciones

sin sábanas en las camas.

Puedes morir mintiendo

con un cuchillo en el vientre

mientras duermes,

y soñar todos los restos de vida

que quedan por perder

debiendo tantas verdades.

Despiertas a la mañana siguiente

cuestionando si quedará café

de la tarde anterior,

cuando pensabas que estar solo

era un remedio

para la ausencia de ti mismo.

Toma un ramo de mentiras

hechas pedazos.

Pasé una noche violenta.

A veces se te indigesta

una conversación

o un silencio crudo.

No hay relojes

para medir

los pasos que tardo

en encontrarme con alguien.

Tampoco miden los espejos

las distancias

con nosotros mismos.



V

No tengas dudas

que llamaré a las cosas por su nombre.

Cuando no tema

las verdades que me acechan,

– las palabras exactas –

daré al silencio su muerte más certera.

Tú tienes esa suerte;

no te avergüenzas de permanecer vivo,

no sufres a la espera

de que la vida te devuelva

todos tus delirios a cachetadas.

El mundo clama en paz

por un día sin mis versos.

La pasión se estremece

entre duchas,

apuntes y alarmas,

al borde del vacío,

al filo del precipicio

ante el cual

hasta el verso se detiene.

Las ventanas se abren

en la madrugada

sin miedo a nada.

El aire regala voces lejanas,

restos de miradas oscuras,

de aguas perdidas,

de fallidas misiones

de resurrección de los vivos.

No reconozco

el tacto de tus labios

en mis mejillas.

El aire no trae nada tuyo esta noche.

El primer resplandor

me jura

que nadie soñó conmigo

ni dejó mi olor dormir entre sus sábanas.



XIII

El tiempo es un veneno

que bebemos sin hartarnos,

un punzón

que se clava en el pecho

con golpes de segundos

y el girar de las agujas.

El espacio es otro tiempo.

Es un recuerdo marchito

en el que te dejo,

o el que me queda hasta volverte a encontrar

muerta de tiempo,

borracha de tiempo,

harta del tiempo en que me esperaste.

La nada es otro tiempo.

Es el tiempo de olvidarte,

es el tiempo que perdimos

ansiando otro tiempo mejor

o muriéndonos con mucho tiempo

contado en nuestras manos.

Todo es tiempo.

Las soluciones claman al tiempo,

los errores son tiempo suicidado,

los problemas son tiempo

difícil, tiempo lento, angustioso tiempo.

La alegría es un tiempo descuidado,

un tiempo imposible,

un tiempo caduco.

Somos tiempos.

Algunos son tiempo eterno,

y otros promesas de tiempo

o tiempo agotado.

Prólogo: Una derrota, un vencimiento

El lector tiene entre las manos un libro que es una confesión. Una capitulación del poeta ante su propio vacío y, al mismo tiempo, el mejor poemario de Luis Antonio hasta la fecha. No temo en expresarlo de esta manera en estas palabras iniciales y poco útiles –siempre he pensado que los prólogos deberían ir detrás, en letra pequeñita y que el lector se enfrente directamente con la obra–.

Ya no es corta la trayectoria de este joven poeta (ya cada vez menos joven). Desde aquella primera obra imberbe que fue el binomio Me escuchas / Sabiendo que me pudo el amar (2001) ha llovido mucho. Muchísimo. Es más, ha diluviado. Y parte de los restos de ese diluvio los tenemos en Confieso el vacío. El poeta se nos muestra en su derrota. Versa la confesión de su desmoronamiento. No le interesa subrayar aquí los motivos de esa derrota (la amada, el ente femenino, ese que cuestiona y que también se cuela en los poemas por algunas esquinas), para este diálogo ya se pronunció con anterioridad, en los poemarios precedentes. Lo que se estima en estas páginas es la verdadera voz íntima del poeta. La confesión, a sí mismo o al mundo, de que ha sido derrotado y de que ese descalabro le produce una vergüenza, un sonrojo, un abrasamiento interior, que impiden la comunicación poética. La palabra se ríe del poeta (Poema IV). El poema III es muestra definitiva de todo ello, con una de las estrofas más bellas del conjunto:

La inercia

es la razón de dormir tantas horas.

Si amáramos la vida

robaríamos hasta el tiempo de estar muertos

para seguir escribiendo

nuestras razones para morir.

Y viene a la memoria con estas palabras el Ciorán más vencido de Silogismos de la amargura (1952).

Luis Antonio se exhibe en su caída con versos muy bien sugeridos y, en esa introspección, por momentos desquiciada, por momentos febril, el diálogo que establece consigo mismo, con su yo reflejado en el espejo, o mejor dicho, con la distancia infinita que hay hasta ese yo (VI), permite ver que la verdadera importancia no radica en la derrota en sí, sino en el proceso dialéctico en el que se ven envueltas las partes del poeta («Mírame a los ojos cuando te hablo…»). Un diálogo que transcurre en la oscuridad –la oscuridad interna al poeta–, porque es en el instante nocturno, en el sueño, donde el poeta se expone a su mente y a su propio vacío.

Pero la voz poética es valiente, más aún, es terca; irremediablemente terca. Y anuncia su resurgir y su furia desde el poema V: «daré al silencio su muerte más certera.» Y cuando la voz poética acalle al silencio de la vergüenza se habrá impostado del sentimiento de derrota y aniquilará el tiempo, «los errores son tiempo suicidado» (XIII), mostrándose a sí mismo (XIV), gritando (XVII), colocándose en una posición de vencimiento desde la derrota, de lección aprendida. El poeta, como nos tiene acostumbrados de obras anteriores, resurge de su problemática con mayor afianzamiento de su identidad. De esta manera se explica un poema final (XVIII) tan seguro, tan certero, tan exacto.

Por mucha altura que tuviera Abril, tres de la mañana (Huerga & Fierro, 2005), que vaya si la tenía, Confieso el vacío nos coloca ya ante un poeta con verdadero dominio de su verso, sin ningún titubeo. Desgarrador y controlado al tiempo.

Ha llegado. Ésta es su voz. Ahora sólo debe pararse, escribir y contarnos.

Fermín Domínguez Santana

Filólogo y Doctorando por la Universidad de La Laguna (Tenerife)

Datos Biográficos del autor


Luis Antonio González Pérez, nacido en Telde (Gran Canaria) en 1983, reside en Madrid desde 2003. Con diecisiete años publicó su primer poemario doble titulado ¿Me escuchas? / Sabiendo que me pudo el amar con prólogo del poeta canario Luis Natera Mayor. En 2004 Sobre tu silencio y a pesar del ruido sería su siguiente obra en ver la luz, esta vez en la colección “La Columna Quemada” de poesía, de Ediciones Qneras, dirigida y auspiciada por Diego Ropero Regidor. En abril de 2005 editaría Huerga y Fierro su poemario Abril, tres de la mañana; apuntes para un poema con prólogo del poeta Eugenio Padorno. La más reciente de sus obras publicadas es Trazos desnudos en la colección El árbol espiral de LF-Ediciones, con prólogo del catedrático José Montero Padilla.

Ha recibido el Premio Gran Canaria de Poesía 2001, en el CCXV aniversario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, de la cual es socio desde el pasado enero de 2002 y el Primer Premio de Creatividad Personal en la modalidad de Poesía que organiza la Fundación CEU en el año 2004.

Colaborador habitual de prensa digital, ha sido recogido en varias publicaciones colectivas de autores canarios e hispanoamericanos. Es socio fundador de la Asociación Juvenil de Escritores Aenigma, miembro de la Casa de Canarias en Madrid, y desarrolla y participa en diversos proyectos culturales y literarios.